sábado, 31 de octubre de 2015

Sangüesa "La que nunca faltó" - Guía artística y monumental - Santa María la Real - Palacio de Añués - Palacio de los Íñiguez Abarca - La Casa Consistorial de Sangüesa


A Sangüesa se accede cruzando el puente metálico sobre el río Aragón. Tras superar el río se topará con el mayor tesoro de la ciudad y una de las obras cumbres del románico de todos los tiempos y lugares: la iglesia de Santa María la Real. Su portada, centrada en el juicio final, le mostrará también escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento, animales monstruosos, leyendas o los estamentos de la sociedad medieval. El templo, declarado monumento nacional en 1889, se levantó entre los siglos XII y XIV.







El borgoñón Leodegarius dejó su firma en las columnas-estatua de la portada, Es muy probable que este artista francés fuese quien trajo su propio estilo de la catedral de Chartres.


 Las Tres Marías, como cariátides de la portada de Sta. Mª la Real.


También el Maestro de Agüero, o de San Juan de la Peña (o el taller al que se conoce bajo estos títulos unipersonales) se hace presente en apóstoles, monstruos...


El templo se diseñó de triple nave, orientado, y rematadas cada una de ellas por ábside cilíndrico. Sin duda la cabecera del mismo es la parte más antigua del mismo. Vista en planta, realzada del resto del edificio, da una cierta similitud con lo edificado en Santiago de Agüero, con la diferencia de que allí se dio por concluida la obra, mientras que aquí, aun en otro estilo, se concluyó.



El lugar de ubicación de esta magna portada, sorprende cuando se la contempla por primera vez; pues no es el lógico. Las portadas se hallan habitualmente en el hastial de poniente; o también en el muro sur; pero hacia los pies del mismo. Situarla en este extremo del crucero, hace pensar en que hubiera serias dudas de ir más allá con el proyecto, y quizá se considerase también cerrar el templo en esta fase.




Detalle de uno de los relieves que decoran la enjuta derecha de la portada. En él se reproduce en relieve la leyenda escandinava del héroe Sigurd. En la imagen, el herrero Regin forja la espada Nothung con la que Sigurd vencerá al dragón Fafner. La portada es un obra románica de finales del siglo XII.
Los cilindros absidales se alzan al modo clásico, jaqués. Se articulan en lienzos por medio de anchos contrafuertes a modo de amplias pilastras o lesenas que los recorren hasta la cornisa. Cada lienzo está centrado por ventanal aspillerado orlado de vano de medio punto a base de guardapolvo, arquivolta de bocel, capiteles y columnillas. Los ábacos se continúan con molduras decoradas, y bajo cada uno de los ventanales, corre otra similar. Por encima de los ventanales del ábside central corre similar moldura sobre la cual hay un óculo por lienzo. Canecillos historiados sustentan la cornisa.





Por encima, dos registros horizontales. Centrando el superior, un Cristo en Majestad, con imágenes del Tetramorfos. Tres figuras a cada lado, bajo arcos de medio punto apeados en capiteles y columnitas dobles; y debajo, otra larga fila con ocho personajes del mismo aspecto. Catorce en total. Sobran figuras para un apostolario. Vista de perfil la portada se ve que rebasa con creces el nivel del ábside sur, llegando a ras de la cota más alta de la bóveda central. Esta portada no se pensó para este punto del templo. Probablemente tampoco el "apostolario" debiera de haberla coronado.

La hechura de estas figuras, cuadra con el estilo del Maestro de Agüero, si bien, mucho más evolucionado y cuidado; ya sin la gracia, fuerza y expresividad que nos supo mostrar en la iglesia de Santiago de Agüero, el Claustro de San Pedro el Viejo o el Monasterio de San Juan de la Peña en Huesca.


Interior de la Iglesia de Santa Maria la Real
El retablo mayor se encuentra en uno de los ábsides de la iglesia, bajo una bóveda de horno. Fue realizado por Juan Pérez Vizcaíno según la traza de Gabriel Yoly en la primera mitad del siglo XVI. Es de estilo plateresco aragonés y consta de tres cuerpos más un frontón. En la calle central se encuentran la Virgen de Nuestra Señora de Rocamador y la Virgen de la Asunción. La Virgen de Rocamador es una talla realizada en plata a finales del siglo XIII y es de estilo gótico. La escultura de la Asunción fue realizada en 1764.
Virgen gótica de Rocamador, en Sangüesa - Zangoza (Navarra) de fines del siglo XIII o inicios del XIV.
Una imagen milagrosa:
La Virgen de Rocamador, advocación de origen francés y de gran tradición caminera. A la Virgen de Rocamador se atribuye la salvación de una princesa navarra que fue sometida a un Juicio de Dios y lanzada al río atada de pies y manos. La joven se encomendó a esta Virgen y salió ilesa del trance, atribuyéndose su salvación a la intervención de la Señora..."
La Capilla de la Piedad, fue mandada edificar por el noble Martín de Esquiba durante el primer gercio del siglo XVI, según recuerda la inscripción del muro. También esta familia costeó el extraordinario grupo de la Piedad, de madera policromada de estilo hispano-flamenco, consagrado en 1548. El sangüesino Jose Javier Rodríguez de Arellano, arzobispo de Burgos, dotó esta capilla en 1775 con la reja de entrada, nuevo retablo para el grupo de la Piedad y dos lienzos. Aquí también se encuentra una imagen de la Virgen Inmaculada del roncalés Fructuoso Orduna, realizada en 1931.

En el relieve se ha representado el descendimiento. Se trata de una obra de estilo hispano-flamenco realizada en el siglo XVI. Varias figuras de gran expresividad rodean el cuerpo de Cristo situado bajo la cruz. Junto a la cruz de madera aparecen el sol y la luna.

Este templo guarda la pieza cumbre de la platería local; una custodia procesional, gótica, del siglo XV, de tres cuerpos decrecientes rematados por el viril y cruz.
En 1548 le añadieron el basamento octogonal con escenas eucarísticas y bíblicas.

Su paseo por el casco histórico le irá descubriendo la monumentalidad de la ciudad, con ejemplos tan bellos, en la calle Mayor, como los palacios de Añués (XV), Iñiguez-Abarca (XVIII), la Casa Consistorial (1570), que posee una preciosa galería porticada, las casas de París Iñiguez Abarca y de los Sebastianes. 

Palacio de Añués

Palacio de Añués (Calle Mayor, 12)
Es un buen ejemplar de la casa palaciega gótica, típica del siglo XV, con un gran portal apuntado, el gemelo despareció, y detalles ornamentales góticos en las ventanas con arcos conopiales y tracerías flamígeras. La galería superior de arquillos se realizó modernamente. La heráldica del escudo de la clave del arco sonsiste en los armiños de los Añués, las calderas de los Olleta y la media luna de los Señores de Javier.
Su dueño más ilustre fue Miguel de Anués, Señor de Berlver, camarero y mayordomo mayor del rey Don Juan de Labrit, que en las difíciles circunstancias de la anexión de Navarra a Castilla en 1512 siempre fue fiel al rey navarro.
Por entronques familiares pasó esta casa a propiedad de los condes de Javier, duques de Granada de Ega; actualmente pertenece a la duquesa de Villahermosa y condesa de Javier. Junto a esta mansión hacia Santa María, estuvo el palacio de los Ortiz, en donde, algunos años de casarse, residió María de Azpilicueta, madre de San Francisco Javier.


Francisco de Javier o Francés de Jasso (Castillo de Javier, 7 de abril de 1506 – Isla de Sanchón, China, 3 de diciembre de 1552) fue un presbítero, religioso y misionero navarro, miembro del grupo precursor de la Compañía de Jesús y estrecho colaborador de su fundador, Ignacio de Loyola. Fue canonizado por la Iglesia católica con el nombre de san Francisco Javier.1 Destacó por sus misiones, que se desarrollaron en la India y el oriente asiático. Recibió el nombre de Apóstol de la India.

El castillo y la basílica anexa, del siglo XIX.
El castillo de Javier está situado en una loma de la localidad de Javier, en Navarra, a 52 km al este de Pamplona capital y 7 km al este de Sangüesa. Data del siglo X. En este castillo nació y vivió San Francisco Javier, hijo de los Señores de Javier, y de aquí tomó su apellido. Es lugar de peregrinación, especialmente a principios de marzo, en las llamadas Javieradas.
Donde residía Juan de Jasso, presidente del Consejo Real de Navarra y padre de San Francisco Javier y de sus hermanos Juan y Miguel, que lucharon contra los invasores. El castillo fue desmochado para impedir la resistencia navarra.

Palacio de los Íñiguez Abarca 

 
Palacio de los Íñiguez Abarca (Calle Mayor, 14)
Típico palacio renacentista, sobre la portada lleva la fecha de 1601. En el cuerpo inferior de piedra se abre una puerta adintelada con casetones y columnas entorchadas a ambos lados y capiteles dóricos. La primera planta, construida en ladrillo, dispone de dos balcones con barandillaje de hierros abalaustrados y el piso superior, de una galería de arcos de medio punto. Destaca el alero de madera sobre un friso con ovas, con canes de follaje y adornos colgantes.

Palacio de los Íñiguez Abarca (Calle Mayor, 14)
La heráldica del ostentoso escudo: árbol con lobo Íñiguez; banda terciada, entre dos lebreles Francés; dos chapines Abarca; siete flores de lis Español de Niño. El hijo más ilustre de esta casa fue José Íñiguez Abarca, nacido en 1639, fiscal de la Inquisición en Córdoba, diputado del Reino y prior de Roncesvalles. Este palacio pasó a propiedad del conde de Guenduláin por entroques familiares.

El pueblo llama a este paraje Las Arcadas. Fue construida en 1570 por Domingo de Aya, cantero, vecino de Aibar, sobre el solar de una de las alas derribadas del palacio-castillo, que se asomaba a la Rúa Mayor. Consiste en una galería porticada con arcos rebajados sobre pilastras dóricas de estilo renacimiento. La fachada es sobria con amplios balcones y alero en saledizo. Figura en el centro, dentro de un óvalo entre cueros retorcidos, el escudo de Sangüesa en piedra flanqueado por columnas jónicas; el castillo con S.A., primera y última letras de Sangüesa, y las barras de Aragón y la leyenda: "La que nunca faltó".

La Casa Consistorial de Sangüesa se erige en el solar de uno de los flancos del antiguo castillo del Príncipe de Viana. Conocida como Las Arcadas, se compone de una fachada renacentista y una galería porticada con arcos rebajados. Se trata de un edificio emblemático, ya que, datado en 1570, es uno de los ayuntamientos más antiguos de Navarra.





La última crujía, así como la fachada posterior, fueron construídas, según proyecto de José Yárnoz Larrosa, en 1949, siguiendo el tipo de palacio sangüesino, y en ésta colocaron otro escudo de la ciudad, que procede del desaparecido portal de Jaca realizado en 1602. Por ser uno de los ayuntamientos más antiguos y característicos de Navarra, fue reproducido con todo detalle en el Pueblo Español de Barcelona en 1929.

Casa Consistorial. al fondo palacio Príncipe de Viana
José Yárnoz Larrosa (Pamplona, 1884 - Madrid, 26 de diciembre de 1966) fue un arquitecto navarro.
Finalizó los estudios de arquitectura en 1910. En 1912, con Modesto López Otero trabajó en el proyecto de la Exposición Universal para Madrid logrando la medalla de Oro de Bellas Artes.
El matrimonio Mª Carmen Húder Carlosena y Javier Yárnoz Larrosa en una foto de 1946 obtenida en Caracas. (Cedida por Mª Carmen Yárnoz Húder)
El arquitecto pamplonés Javier Yárnoz Larrosa se vio obligado a exiliarse por motivos “éticos” tras el tremendo mazazo que le supuso el fusilamiento en 1936 de su cuñado Marino Húder, médico y de Izquierda Republicana.
Desde 1923 trabajó con su hermano Javier en la restauración del Palacio Real de Olite, ganando el concurso convocado por la Diputación Foral de Navarra. En 1929 se les asignó la ampliación del Palacio de Navarra en Pamplona. También realizó diversas sucursales del Banco de España, en ocasiones en colaboración con otros arquitectos, en Burgos, Vitoria, Badajoz, Santander, Pamplona, Murcia, Santa Cruz de Tenerife, Orense, Tarragona, Ávila, Guadalajara, Barcelona, Málaga, Soria, Huelva, San Sebastián, Alicante, León, Logroño y Cáceres como capitales de provincia, a las que habría que unir las oficinas de Alcoy y Ferrol. En 1927, junto a Luis Menéndez Pidal, diseñó la ampliación de la sede central de Madrid.
La Institución Príncipe de Viana le nombró responsable del Servicio de Monumentos, restaurando gran cantidad de ellos en Navarra.
En 1942 realizó el Monumento a los Caídos en Pamplona, junto a Víctor Eusa. También realizó la Iglesia de San Miguel de la capital Navarra.
Ingresó en 1944 en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.

(III) Sangüesa - Palacio-castillo del Príncipe de Viana - Reyes de Navarra - Palacio de los Sebastianes y de los París Íñiguez Abarca - Convento de San Francisco - Iglesia de Santiago

Palacio-castillo del Príncipe de Viana

Este palacio fue construido aprovechando el flanco de la muralla y su foso, entre los dos torreones, situados al norte de la villa. En 1271 el rey Enrique pasó unos días en Sangüesa, y poco después, en 1280, se habilitó para residencia regia la torre oriental. A comienzos del siglo XIV se completó con otro palacio, similar al anterior, hacia la Rúa principal, y cerraron la plaza de armas comunicando ambos palacios por medio de una galería.


Doña Juana lo habitó en 1334, pero fueron más importantes las estancias de Carlos II el Malo y el infante Don Luis con motivo de las guerras con Aragón, y la de Carlos III y la reina en tiempos de paz. A causa de las guerras con Castilla fijó en él su corte la reina doña Blanca, esposa de Juan II de Aragón, y su hijo el Príncipe Carlos de Viana. En sus nobles mansiones se celebraron Cortes Generales del Reino en 1445. 

Actualmente el castillo – palacio presenta un cuerpo central de dos pisos flanqueado por dos torres almenadas. El flanco sur presenta dos puertas de ingreso y ventanas dobles rectangulares. Hacia el norte están los fosos, una puerta adintelada, ventanas similares a las dichas y una chimenea circular de las muchas que tuvo.
Importante fue la venida de la castellana Juana Enríquez, segunda mujer de Don Juan II, quien, estando en avanzada gestación y no queriendo dar a luz en tierra navarra, se dirigió a Sos y en el palacio de los Sada nació, el 10 de marzo de 1453, Fernando el Católico. Con frecuencia residieron aquí los últimos reyes navarros, Juan de Labrit y Catalina de Foix.


Tras la conquista de Navarra en 1512 fueron derribados en 1516, durante la regencia de Cisneros, algunos castillos navarros, pero éste se salvó de la destrucción por servir de guarnición permanente a tropas dispuesta a intervenir en las tentativas de recuperar el Reino desde la otra parte de los Pirineos. En 1536 lo compró Sangüesa al rey, para hacer ayuntamiento y plaza, por 1000 ducados de oro, destinados a las obras de la Ciudadela de Pamplona, y en 1570 fue derribada el ala sur para construir la casa consistorial, como hemos visto. Por compra, pasó a propiedad de la Diputación Foral de Navarra en 1949 y fue restaurado a partir de 1982.

El espacio rectangular abierto hacia el palacio – castillo fue la antigua plaza de armas, hoy llamada La Galería.
Lo que queda del palacio castillo es un cuerpo central de dos plantas, sobre talud, con dos torres cuadradas en cada extremo provistas de almenas y saeteras. El flanco sur presenta dos puertas apuntadas de ingreso y ventanas dobles rectangulares con parteluz. Hacia el norte están los fosos, una puerta adintelada, ventanales similares a las dichas y una chimenea circular de las muchas que tuvo.

Reyes de Navarra

Teobaldo II, Rey de Navarra (s. XIII).
Rey de Navarra y Conde de Champagne desde el año 1253 al 1270. Hijo y sucesor de Teobaldo I. Estuvo casado con Isabel, hija de San Luis de Francia. Al principio de su reinado tuvo algunas dificultades en Navarra, pero fue superándolas con la ayuda de su madre, Margarita de Borbón. En primer lugar, hubo de hacer frente a los propósitos conquistadores de Alfonso X de Castilla, por lo que Navarra se unió en el pacto de Tudela con Aragón, regido por Jaime I.
Gobernó y administró con buen éxito sus Estados. En 1256 pactó su vasallaje con Alfonso X a cambio de la devolución de San Sebastián y Fuenterrabía, y se retiró a Francia para no volver a pisar más suelo navarro.Murió en Trapani, cuando regresaba de la calamitosa cruzada por tierras tunecinas. Al no tener descendencia le sucedió su hermano Enrique. Es conocido con el nombre de Teobaldo II el Joven.
Enrique I de Navarra 
Conde de Champagne y rey de Navarra desde 1270 a 1274 con motivo de la muerte de su hermano, el rey Teobaldo II, que acompañaba a Luis IX en las cruzadas. Fue proclamado rey en 1271, pero no llegó a su reino hasta 1273; fue consagrado poco después y murió al año siguiente sofocado por la gordura, de ahí el sobrenombre de el Craso. De su matrimonio con Blanca de Artois tuvo un hijo que murió, y una hija llamada Juana, que le sucedió y a través de la cual Navarra sería incorporada a Francia.
Juana I, Reina de Navarra (1273-1305)
Reina de Navarra. Las revueltas provocadas por su minoría, llevaron a su madre, Blanca de Artois, a poner sus derechos sobre Navarra y a su hija bajo la protección del rey de Francia, hasta que Juana llegase a la mayoría de edad. Se casó con Felipe IV, el Hermoso, y de este matrimonio nacieron los futuros reyes de Francia Felipe V, el Largo, y Carlos IV, el Hermoso. Con este enlace Navarra quedó unida a Francia. A la muerte de Juana I, los navarros pidieron al rey de Francia, Felipe IV, que les diera por rey a su hijo Luis el Hutín (Luis X de Francia).
Luis X, Rey de Francia y I de Navarra (1289-1316)
Rey de Francia y Navarra, llamado el Obstinado, hijo de Felipe IV, y de Juana I de Navarra, nacido en París el 4 de octubre de 1289 y muerto en Vincennes el 5 de junio de 1316.En 1305, a la muerte de su madre, los navarros pidieron a Felipe IV que les diera a Luis como rey, a lo que el monarca francés consistió. Ese mismo año, adoptó los títulos franceses de su madre, conde de Champaña y de Brie. Con su figura comenzó el reinado de la casa de Francia en Navarra. En 1307 fue coronado en Pamplona como Luis I de Navarra. Su política inmediata consistió en encarcelar y exiliar a los nobles navarros y rodearse de consejeros franceses de su confianza.
Carlos II, Rey de Navarra (1322-1387)


Carlos de Navarra en un estrado de Pré-aux-Clercs arenga a una multitud de parisinos. Ilustración extraída de las Grandes Crónicas de Francia
Rey de Navarra desde el año 1349 al 1387 al suceder, tras su muerte, a su madre Juana II, casada con Felipe de Evreux. Fue coronado en Pamplona en 1350 y juró los fueros. Puso como gobernador de su reino al francés Juan de Conflans. Dio muerte a muchos pamploneses por alborotadores, de ahí su sobrenombre de El Malo. En 1352 se casó con Juana, hija del rey de Francia Juan II. Debido a discusiones por la dote de Juana, ambos monarcas se enfrentaron, y el francés le arrebató algunas plazas de sus dominios en Normandía, aunque tras la finalización de la guerra de los Cien Años volvieron a su poder tras los acuerdos tomados la paz de Brétigny.
Carlos III, Rey de Navarra (1361-1425)

Rey de Navarra desde el año 1387 al 1425. Hijo y sucesor de Carlos II el Malo. En 1375 se casó con Leonor, hija de Enrique II de Castilla. Mantuvo buenas relaciones con los reyes contemporáneos suyos, los cuales le eligieron árbitro de sus disputas y le devolvieron de forma pacífica muchas plazas perdidas por su padre. Su reinado fue pacífico y muy beneficioso para Navarra, que vio fomentar la riqueza y el bienestar. Hizo una amplia reforma de la administración y construyó muchos canales, además de los palacios reales de Olite y Tafalla. De su matrimonio con Leonor de Castilla tuvo dos hijos (Carlos, que murió a los cinco años, y Luis, que no llegó a cumplir un año) y tres hijas: Beatriz (casada con Jaime de Borbón, conde de la Marca), Juana (casada con el conde de Foix) y Blanca (casada con Martín, rey de Sicilia; viuda de éste, se volvió a casar con Juan II, quien después sería rey de Aragón). Al no tener hijos varones, la corona debía pasar a las hijas; pero al nacer en 1421 el príncipe Carlos (hijo de Blanca y de Juan), fue proclamado heredero de la corona después que muriera su madre, para el cual su abuelo instituyó el principado de Viana en 1423.
Fue llamado el Noble.
Blanca I de Navarra 
(Pamplona, 13851 – Santa María la Real de Nieva, 3 de abril de 1441), perteneciente a la dinastía de Évreux, fue reina consorte de Sicilia entre 1401-1409, y reina propietaria de Navarra desde 1425 hasta su muerte.
Fue la segunda hija del rey Carlos III de Navarra, apodado el Noble y de su esposa Leonor de Trastámara, hija del rey Enrique II de Castilla.
Blanca I de Navarra
Juan II de Aragón
El Grande (Medina del Campo, Castilla, 29 de junio de 1398 - Barcelona; 20 de enero de 1479) fue duque de Peñafiel, rey de Navarra (1425-1479), rey de Sicilia (1458-1468) y rey de Aragón, de Mallorca, de Valencia, de Cerdeña (1458-1479), hijo de Fernando I de Antequera y de Leonor Urraca de Castilla, condesa de Alburquerque. Juan II fue uno de los monarcas más longevos del siglo XV.
Retrato del Rey Juan II de Aragón, 1854
Rey de Navarra (junto a Blanca I hasta 1441)
En 1419 contrajo matrimonio con Blanca, hija del rey navarro Carlos III el Noble, y viuda de Martín el Joven.
A la muerte de Carlos III en 1425, su hija Blanca y el infante Juan fueron proclamados conjuntamente reyes de Navarra. En ese mismo año, el día 29 de noviembre fue investido conde de Ribagorza en Valencia.
Juan vivió ajeno a los asuntos de Navarra, gobernada por su esposa, y se mantuvo entregado plenamente a los asuntos aragoneses y a sus intereses en Castilla.
A la muerte de Blanca de Navarra en 1441, Juan casó en segundas nupcias (1445) con Juana Enríquez, hija de Fadrique Enríquez, Almirante de Castilla, y rival político de Álvaro de Luna. La súbita irrupción política de Juan en Navarra motivó el enfrentamiento entre el rey y su hijo primogénito Carlos de Viana, fruto de su matrimonio con la fallecida reina Blanca. En efecto, Juan se aprovechó del testamento de su esposa por el que su hijo, que como príncipe de Viana era el legítimo heredero, no debía asumir el título real sin su consentimiento, asumiendo sólo la lugartenencia del Reino. Esto provocó un fuerte descontento en Navarra, que llevó a la guerra civil en 1451.
Álvaro de Luna (Cañete, Cuenca, c. 1390 - Valladolid, 2 de junio de 1453), fue un noble castellano de la casa de Luna que llegó a ser condestable de Castilla, maestre de la Orden de Santiago y valido del rey Juan II de Castilla. Está enterrado en la capilla de Santiago, en la girola de la catedral de Toledo.

El príncipe don Carlos de Viana, por José Moreno Carbonero (1881), Museo del Prado
Carlos de Trastámara y Évreux (Peñafiel, Castilla, 29 de mayo de 1421 – Barcelona, 23 de septiembre de 1461), fue infante de Aragón y de Navarra, príncipe de Viana y de Gerona (1458–1461), duque de Gandía (1439–1461) y de Montblanc (1458–1461)
Carlos de Viana fue hijo del infante Juan de Aragón, hermano menor de Alfonso V, y a partir de 1458, coronado rey de Aragón, con el nombre de Juan II, y de la reina Blanca I de Navarra (m. en 1441), hija y heredera de Carlos III el Noble (m. en 1425). El príncipe de Viana es conocido por sus enfrentamientos dinásticos con su padre y por ser mecenas de la cultura y las artes.

Juana Enríquez y Fernández de Córdoba
(Medina de Rioseco, 1425 – Tarragona, 13 de febrero de 1468), Reina consorte de Navarra (1447 - 1468) y de Aragón (1458 - 1468), V Señora de Casarrubios del Monte, perteneció al importante linaje de los Enríquez, rama ilegítima de los reyes de Castilla.

Mujer ambiciosa e imperante, era hija de Fadrique Enríquez, almirante de Castilla y de Marina Fernández de Córdoba y Ayala, muerta en 1431.
Juana Enríquez y Fernández de Córdoba
Palacio de los Sebastianes 
(Calle Mayor, 56)
Palacio tardogótico del siglo XV con sus típicos portales gemelos apuntados y escudos en las claves que albergan en sus cuarteles cabezas de caballo y calderas. Perteneció a la noble familia de los Sebastianes, ricos comerciantes locales y prestamistas de los reyes navarros.


Siendo su propietario Juan Sebastián, Señor de Iriberri, jurado del Regimiento y patrono de Santa María, nació en esta casa Enrique de Labrit, último Príncipe de Viana, hijo de los reyes Juan y Catalina, el 25 de abril de 1503. Tras la conquista de Navarra por los castellanos, se estableció en la Merindad de Ultrapuertos, donde instituyó los Estados Generales, que se reunían en Saint Palais.

Algunos descendientes de esta casa pasaron a Francia y luego a Holanda, en donde cambiaron el apellido por Bastiaen, y a América, y aquí se casó Elisabet en 1786 con James Monroe, presidente de los Estados Unidos.

Palacio de los París Íñiguez Abarca 
(Calle Mayor, 62)

Palacio de los París Íñiguez Abarca
Es de estilo renacimiento, siglo XVI. En la plante inferior, de piedra sillar, se abre un portalón adintelado, el resto del edificio es de ladrillo con un gran balcón provisto de barandillaje abalaustrado sobre retorcidas palomillas. La planta alta muestra una galería de arquillos de medio punto y poderoso alero de madera con canes vegetales y pinjantes colgantes. 


El escudo lleva esta heráldica: Puente con cabeza de rey moro; árbol con lobo Íñiguez; dos llaves sujetas por manos París; dos chapines Abarca, en el escusón cruz de caballeros de Santiago. Los París vinieron a Sangüesa desde Carcastillo en el siglo XVII y fueron alcaldes, oidores del Santo Oficio y caballeros de Santiago.

Convento de San Francisco
Cuenta la tradición que San Francisco de Asís, a su regreso de Compostela en 1213, fundó en Sangüesa la Vieja, la actual Rocaforte, la primera comunidad franciscana. Unos años más tarde, en 1266, el rey Teobaldo II fundó, en Sangüesa la Nueva y en honor del santo, una iglesia que posteriormente se amplió como convento. 


Su portada y claustro gótico, la colección de estelas funerarias, y varias imágenes que se guardan en las capillas de la iglesia son algunos de los elementos artísticos más interesantes de este convento situado en la plaza de los Fueros de Sangüesa.


Una lápida empotrada en el muro izquierdo junto a la puerta recuerda la fecha de fundación de la iglesia conventual: el 18 de octubre de 1266. A lo largo de la historia, este edificio acogió reuniones de las Cortes Generales del Reino (1530-1551) y sirvió de cuartel durante la Guerra de la Independencia. Por decreto del Gobierno, el convento fue extinguido en 1835 y sus frailes, exclaustrados y en 1898 se establecieron los Padres Capuchinos, actuales moradores del convento. 

Entre los elementos artísticos del edificio, destaca la portada gótica, consistente en un arco apuntado abocinado por cuatro arquivoltas y baquetones que descansan sobre capitales corridos decorados con motivos vegetales.


La iglesia, restaurada en 1965, es de una sola nave con cabecera recta, y su bóveda estrellada, con ángeles en las claves y los apoyos, data del S. XVI. En la capilla de la izquierda destaca la imagen de San Antonio de Padua, del siglo XVII, y en la capilla opuesta descansa una restaurada imagen de la Virgen con el Niño en su regazo, del siglo XIII. No hay retablo mayor, y en el presbiterio se exhiben un crucificado del siglo XVI, y las imágenes barrocas del siglo XVII correspondientes a San Francisco de Asís y San Jerónimo.



Tras una puerta lobulada se esconde un bonito claustro gótico del siglo XIV, de planta cuadrada. Tiene 64 arcos apuntados con finísimas columnas y trilóbulos, y alberga una interesante colección de estelas discoideas funerarias de época medieval, que proceden del antiguo cementerio situado a la salida de la iglesia.


Escultura del Padre Llevaneras, fundador del colegio de Lekarotz, obra del escultor contemporáneo Jorge Oteiza.

Restos de cimacio y canecillos guardados en el convento de San Francisco de Asís en Sangüesa

Museo del Convento - Sala Lekaroz

El piano del compositor Padre Donostia: 1886 - 1956
José Gonzalo Zulaica y Arregui, el Padre Donostia, nació en San Sebastián el 12 de enero de 1886 y falleció en Lekaroz (Navarra) el 30 de agosto de 1956. A los diez años ingresó en el Colegio de Nuestra Señora del Buen Consejo, que regentan los padres Capuchinos franciscanos en Lekaroz, cerca de Elizondo, en el Valle navarro del Baztán. En Lekaroz inició su noviciado el año 1902. Desde entonces pasó a ser el Padre José Antonio de Donostia. 

El Ayuntamiento de Sangüesa (Pirineo navarro) ha restaurado 17 relojes de torre de los siglos XVIII al XX que expone de forma permanente en el Convento de San Francisco de Asís junto a una colección de estelas funerarias y pinturas cedidas por la Escuela de Bellas Artes San Fernando


Se exhiben tres relojes del siglo XVIII, diez del siglo XIX y cinco del siglo XX restaurados por la empresa La Torre de Corella. Una de estas piezas se muestra en funcionamiento, de este modo se puede observar el mecanismo y la precisión de sus movimientos. También hay paneles informativos donde se describe la historia de los relojes y relojeros de Sangüesa. Así mismo se ha creado un audiovisual donde el visitante, en diez minutos, repasa la historia de los relojes desde el antiguo Egipto hasta hoy.

REPORTAJE CONVENTO DE SAN FRANCISCO SANGÜESA - JUANJO MAEZTU
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Iglesia de Santiago

Iglesia de Santiago
La influencia de la Ruta Jacobea queda patente en esta iglesia de Sangüesa que, además de venerar al apóstol, exhibe en su ornamentación numerosas referencias a Santiago. Situada en la calle del mismo nombre, comenzó a erigirse en estilo románico tardío y prosiguió en época gótica (XII y XIII). 


Dos imágenes de piedra presentan al titular en actitud peregrinante: una, policromada, preside el tímpano en la entrada; la otra, gótica, se guarda en el interior del templo. Estas dos representaciones junto al retablo plateresco de San Eloy (XVI) son algunas de las joyas que conserva el templo, que dispone asimismo de una torre coronada con almenas y con aspecto de fortaleza. A pesar de que sufrió los efectos desastrosos de las guerras del siglo XIX, fue totalmente restaurada en 1966, once años antes de ser declarada Monumento Histórico Artístico.


La iglesia de Santiago, declarada Monumento Histórico Artístico en 1977, está situada en la calle homónima de la localidad de Sangüesa, en la zona media de Navarra. Es un bello ejemplo de transición del románico al gótico; al primer estilo corresponden los tres ábsides de la cabecera y la portada principal, mientras que en el siglo XIII se estructuraron las tres naves, cubiertas con bóveda de crucería simple.


La construcción de la iglesia continuó en años posteriores, ya que en el siglo XIV se levantó la torre cuadrada que emerge del edificio con gran solidez y que está coronada por almenas. La sencillez es el rasgo que define la portada principal en cuyo tímpano (XVII) está representado el apóstol Santiago descansando sobre una concha que simboliza la Ruta Jacobea. Le flanquean las pinturas de dos peregrinos arrodillados rezando al santo, que visten la indumentaria típica de los caminantes a Compostela: sotana marrón, concha colgada al cuello, gorro negro y, en la mano, el bastón.


El interior muestra una iglesia de clara raigambre jacobea que queda patente en los diversos adornos que encontramos con motivaciones del Camino tales como bordones, vieiras o calabazas. Consta de tres naves con cuatro tramos, triple cabecera semicircular, y varias capillas devocionales. En una de estas capillas se venera una escultura de piedra de Santiago (XIV) que permaneció oculta hasta 1964 bajo el suelo de la capilla y que sorprende por su gran tamaño, casi dos metros; el santo porta el libro de los Evangelios en la mano izquierda y el bordón de peregrino, parcialmente mutilado, en la derecha. 

Parroquia de Santiago. Retablo mayor
Este retablo, que sustituyó a otro del siglo XVI, es obra de Nicolás Francisco Pejón, nacido en sos del Rey Católico y vecino de Sangüesa, y estaba terminado en 1773. Es de estilo barroco y se adapta a la cabecera románica. Las hornacinas del cuerpo principal están delimitadas por grandes columnas con capiteles corintios, la central aloja a Nuestra Señora de Belen, preciosa imagen del siglo XVI, y a los lados San Fermín y San Francisco Javier, patronos de Navarra, de la época del retablo.
En el cascarón superior y bajo el Padre Eterno está la imagen renacentista de Santiago, titular parroquial, acompañado por peregrinos y otros santos que proceden del retablo antiguo. Es muy bella la decoración vegetal asimétrica de curvas y contracurvas, placas de rocalla, trapos colgantes y querubes.

Parroquia de Santiago. Nuestra Señora de Belén

En el interior del templo El retablo mayor (XVIII), y las capillas del Corazón de Jesús, San Román, del Crucificado, de Nuestra Señora de las Nieves, así como la capilla bautismal, donde se exhibe el retablo de San Eloy (XVI), son otros elementos artísticos destacables del interior del templo.


La escultura central del retablo, que se halla en el interior de una hornacina, representa a San Eloy, patrono de los plateros. Lleva una tiara en la cabeza y un martillo en una de sus manos. Las escenas religiosas que rodean al santo se han realizado en pintura.
Tras abandonar el recinto fíjese en la noble mansión con doble portalada de piedra de arco semicircular situada enfrente de la iglesia. Se trata del antiguo hospital de peregrinos, actual casa abacial, que en la dovela del pórtico muestra los atributos de la peregrinación.
Curiosidades

Y Santiago se apareció en Sangüesa

Corría el año 1907. Norberto Razquin, joven sangüesino de 13 años y aprendiz del carpintero Lorenzo Navallas, se afanaba en levantar la tarima de la capilla lateral derecha más próxima al altar mayor de la iglesia de Santiago, dedicada a San Martín. Y lo hacía a petición de un anticuario francés que había llegado a Sangüesa en busca de una imagen de San Cristóbal. Sin embargo, hallarla no fue posible.

Pasados exactamente 53 años, en 1964 y ya con 70 a sus espaldas, Razquin relataba aquella anécdota al entonces párroco, Rufino Pascual. Jubilado como chófer de autobús, le aseguraba también que bajo la tarima de la citada capilla sí que habían llegado a ver enterrada una escultura de piedra de grandes dimensiones. Animados a aclarar a qué santo correspondía, el suelo se volvió a levantar y, para asombro general, apareció una imponente estatua de Santiago Apóstol. Con toda probabilidad, la que, en origen, presidiría el altar mayor del templo, que comenzó a erigirse en estilo románico tardío y prosiguió en época gótica (XII y XIII). Nadie sabía de su existencia.
"Se provocó todo un revuelo en el pueblo", rememora hoy, justo medio siglo después, Nicolás Navallas Mártiz. A sus 90 años, este hojalatero y fontanero fue uno de los vecinos que participó en las labores de rescate de la escultura. Fue el 16 de junio de 1964 en la que hoy es la capilla del Corazón de Jesús.
"Razquin recordaba el lugar donde, de mozo, había visto la figura. Fue haciendo agujeros en el suelo con un berbiquí y dio con ella. Para sacarla del hueco, como pesaba una barbaridad, tuvimos que valernos de una polea con cadenas", apunta Navallas. 

Tal y como recoge el libro Sangüesa en el Camino de Santiago, del sacerdote y estudioso Juan Cruz Labeaga, "hay razones para pensar que esta imagen fue la titular de la parroquia y que, según las normas litúrgicas, debió de estar colocada en el presbiterio". Habría sido desplazada al construirse un primer retablo para este espacio a mediados del siglo XVI, de madera policromada y con una imagen de Santiago más acorde a los tiempos (el actual es rococó, del XVIII). "La razón para este ocultamiento es que dichas imágenes no debían destruirse por haber sido bendecidas", destaca Labeaga.

Nicolás Navallas posando ante la imagen de Santiago en su ubicación actual.

REFORMA GLOBAL EN 'AZUOLAN'

La imagen medieval, gótica de influencia francesa y de finales del XIII o comienzos del XIV, mide 1,87 m sin la peana y representa al Apóstol peregrino. "Ante el hallazgo, se apostó por una reforma global de la iglesia", indica Navallas. Ésta se inauguraba el 19 de marzo de 1971, tras dos fases de obras: una inicial a cargo de la Institución Príncipe de Viana, que mejoró el exterior, y otra interior afrontada por vecinos al acabarse el presupuesto oficial (de 1,5 millones de pts.). 

"Vino a ver la escultura hasta Manuel Fraga, cuando era ministro, y le sacamos 60.000 pesetas para restaurarla, pero al final el escultor catalán contratado no se atrevió a tocarla, así que fueron para la iglesia", rememora Navallas. "Tres años y medio estuvimos trabajando una decena de sangüesinos, altruistamente y por las noches, al terminar nuestras propias faenas laborales. Sacando la piedra antes encalada, rejuntándola con mortero... Pero colaboraba mucha gente, otros traían materiales, otros daban donativos para vino...", repasa. 

Hoy, la imagen se ubica en el ábside lateral derecho, y demuestra la profunda ligazón de Sangüesa con Santiago, que se hunde en las raíces históricas de la ciudad como parte de la ruta jacobea que es.